¿Qué mejor para los amantes de este género como yo que pegar un buen salto de la butaca ante un escena inesperada?. Ese precisamente parece ser el problema. Últimamente las cintas de “terror” que he visto no provocan ni la mitad de tal reacción. Los clásicos de terror como “Freddy”, “Jason”, “Scream”, “Los Critters”, “El Exorcista” ni se comparan con las producciones de hoy en día, y tampoco ha pasado tanto tiempo como para diferenciarse a groso modo.
También está el caso de las famosas “remakes” de los viejos clásicos, que son aún peor que las cintas nuevas de los últimos años. En vez de embellecer la historia con artificios tecnológicos y más contenido, lo único que hacen es hundirla al punto de hasta causar el rechazo del público que durante muchos años amó el clásico original. Algo similar me ocurrió con “King Kong”, que no parece una mala película pero sí inferior al gran clásico. Otro caso emblemático es el de “Cloverfield”, que si bien destaqué en su momento sus puntos positivos y detalles excelentes, me quedo toda la vida con el clásico.
Falta nada más que hagan remakes de remakes de remakes de remakes y así el cine estaría hecho. Sería el elemento que falta para la total destrucción del género y a su vez de la creatividad. Nunca le encontré ningún atractivo a hacer o ver remakes.
Sensación similar tuve al ver “Alien vs Predator”(al igual que "Freddy vs Jason"). Esa cinta es una obra maestra, pero no del terror, sino de los efectos y la carencia de sustancia y esencia. Tengo que reconocer que fue interesante ver a dos asesinos por naturaleza y referentes del género luchando con sus recursos y armas más características. Pero la verdadera cuestión es que no es una película de terror sino de acción, y situarla en ese género es lo más acertado que podemos hacer. Qué bien que se los veía en películas separadas, con tramas distintas y como monstruos diferentes, cada uno con su estilo, esencia y maldad características. Pero aquí no se los discrimina sino que son dos masas de carne y hueso (y ácido verde en el caso de Alien) tratando de demostrar quién es el mejor en todo esto. Y la verdad es que los dos son los mejores en lo que hacen, pero aisladamente.
Recuerdo una anécdota muy graciosa a partir de la cual se va a entender porqué soy tan exigente en cuanto a ser partidaria del buen terror. De muy chica me embriagaba de películas sobre extraterrestres hostiles que venían a la Tierra a matarnos. Los ataques eran tan perfectos que hasta causaban admiración, pero después de eso lo único que conseguía hacer era dar vueltas y más vueltas en mi cama sin poder pegar un ojo en toda la noche. Consecuencia de ello era pasarme a la cama de mis padres y allí si poder conciliar el sueño, como todo infante. He aquí un claro ejemplo de lo que estoy diciendo.
El gore y los zombies
La trama de los muertos caminando está demasiado trillada. Al ir al cine pretendiendo encontrar una buena cinta de terror, siempre vemos lo mismo. Si pensamos por un momento todos los títulos de este tipo de films, seguramente en un minuto se nos ocurren cuarenta. Y esto no se puede festejar. Es totalmente deprimente que esos cuarenta títulos se parezcan (por no decir que son exactamente iguales). Pero lamentablemente el género es rentable y accesible.
Con el gore (que no termina de ser terror) la sensación es distinta. En este género, relacionado por lo general con las cintas clase B o Z, todo puede ocurrir. Desde ver sangre en proporciones exageradas, hasta la más desmedida violencia, criaturas deformes caminando por la calle y todo lo inimaginable, digno de un director con mente retorcida. Pero esto no molesta, ya que el gore siempre toca temas muy variados. Para citar un ejemplo, la última película gore que me fascinó es “Planet Terror” o la espectacular “Death Proof”, que son relativamente actuales pero que distan mucho de las demás producciones gore. Quizá por el hecho de ser el resultado de dos mentes brillantes del género como son Quentin Tarantino desde “Kill Bill” y Robert Rodriguez, ambos del proyecto Grindhouse. También podría nombrar como buen gore a las cinco “Saw”, pero fue una gran desilusión ver que la historia continuaba como una burla al público y que se quería seguir con algo que ya nunca sería igual a la primera parte.
Resumiendo… terror propiamente dicho ya no hay, salvo raras excepciones europeas con mucho esfuerzo. Por ende ni me gasto en ir al cine a ver algo de este estilo, ni siquiera confío en los nuevos directores que nos brindan sólo vestigios de lo que fue el verdadero género. Obras maestras son las de James Cameron, Alfred Hitchcock, M. Night Shyamalan, y George A. Romero, entre otros, y a veces entra en esta categoría el suspenso de Stephen Spielberg con su "Cuentos Asombrosos".
Cintas como “The Grudge” y "Blairwitch” nunca tendrían que dejar de existir como claros ejemplos a seguir de una película de terror propiamente dicha, como manual de procedimiento, como el “know how” de la cuestión. ¡Que vuelva el verdadero terror! Que no es que haya desaparecido, sino que está escondido quién sabe donde, y que seguramente habrá algún director digno que lo sepa rescatar y devolvérnoslo.