lunes, 29 de octubre de 2007

Honor multiplicado por 300



Este film de Zack Snyder es una adaptación de la novela gráfica de Frank Miller sobre la Batalla de Termópilas. Leónidas (Gerard Butler), nada más y nada menos que el hijo del rey de Esparta, se iba empapando de aprendizajes, dejando de lado miedos y creciendo lejos de su madre.
Años después, se muestra al mismo Leónidas ahora totalmente adulto, sin un gramo de cobardía encima y dispuesto a luchar contra los persas hasta las últimas consecuencias por salvar a su tierra y proteger a su esposa. En su hijo vemos a un ser idéntico al que su padre una vez fue. El trata de inculcarle todo lo que aprendió de su antecesor para que sea como él en actitudes y en el campo de batalla.
Así se va mostrando la violencia que siembra una guerra, la sangre derramada por el honor y la justicia. Un hombre que se animó a todo por sostener sus ideales y defender a su pueblo, y que no le tiene miedo a nada en cuanto a enfrentamientos se refiere. Un hombre de carne y hueso que no existe en nuestros tiempos y con una convicción y firmeza poco comunes.
Una peculiaridad de esta película (la cual me pareció extremadamente original) es el color. Luego de ser filmada con los colores comunes, se la retocó con un tono sepia para dar la idea de que estamos en presencia de algo antiguo pero valioso. Pero su director, además de recurrir a esos tonos amarronados y cobrizos, dejó entrever el rojo intenso de las capas de los espartanos como signo de tiempos difíciles en los cuales correrá mucha sangre y donde ellos serán la mejor carnada para el enemigo. Esta combinación de colores hace que el espectador se quede impactado con lo que ve, como contemplando una fotografía vieja plagada de recuerdos. Porque creo que eso fue lo que intentó mostrarnos el director. Un hecho verdadero convertido en ficción a través de la cinta de film pero que nos hace tomar conciencia acerca de lo que ocurrió en aquella época: los espartanos verdaderamente sufrieron.
Otro color que se hace presente a lo largo del largometraje es el blanco en los atuendos de la reina. Esto nos indica la pureza y la belleza de una mujer que acompaña a su esposo hasta el final y que lo apoya en todo momento haga lo que haga.
Muy bien lograda, con efectos de alta calidad, esta película no puede dejarse de ver por ningún motivo. En realidad en filmes como éste, los hechos reales y las fechas son a veces modificados, pero a pesar de esto, esta cinta además de proporcionarnos cultura y conciencia, no brinda una dosis de entretenimiento y emociones encontradas inexplicables como si realmente estuviéramos en el campo de batalla con los soldados. Se muestra a los personajes y la sangre tan de cerca que no nos deja estar lejos de la temática y la trama.
Verdaderamente increíble, con mucha violencia pero muy real y con un diálogo e historia en tercera persona que le da un toque particular. Muy pocas veces se vio una producción de esta envergadura, así que sepan apreciar los acontecimientos que se muestran y a reflexionar acerca del honor, la valentía, el esfuerzo y las convicciones llevados a la época actual.


--- SI ---

miércoles, 10 de octubre de 2007

El futuro nos avisa


Premoniciones (Premonition) se focaliza en la historia de Linda Hanson (Sandra Bullock) y Jim (Julian McMahon), matrimonio con dos pequeñas hijas que va atravesando distintas crisis. Linda comienza a vivir los días de su vida de manera muy extraña, mientras que los demás ni se percatan de ello. Llega a confundir sueños con la realidad y se ve envuelta en hechos relacionados con una muerte trágica. Diferentes indicios le van indicando que algo muy grave está a punto de pasarle a ella y su familia, por lo que intenta desesperadamente modificar el pasado en la medida de lo posible.
Llena de flashbacks que a veces desorientan, esta película no deja de recalcar la idea de que el destino está escrito y de que no se pueden cambiar los hechos por más que lo intentemos. Lo que sucede no se modificará por nada del mundo, ya que es el destino de cada uno y todo está escrito.
Antes de ver este film se puede llegar a pensar que es muy parecido a “Sexto Sentido” en su trama y por su nombre. Pero no es así verdaderamente. Me encontré con muchas sorpresas en cuanto a giros del director (Mennan Yapo) que me llevaron a pensar que dista mucho de parecerse a la película protagonizada por Bruce Willis. Si bien en la trama se pueden ver algunas coincidencias muy generales; el final, la forma de encarar la idea central y cómo se fueron dando los hechos de manera quasi perfecta lo dejan a uno con la boca abierta al salir de la sala.
No hay palabras para explicar todo lo que le ocurre a esta mujer y a su marido en esta historia fantasiosa pero no tanto como para resultar empalagosa.
Uno no se deja de sorprender y emocionar con cada escena, que nos lleva a preguntarnos muchas cosas acerca de la vida misma y de nuestro futuro. Amor, fe, engaños, miedos, incertidumbres y la fortaleza de la protagonista están a flor de piel y van juntos todo el tiempo.
Esta es una historia muy dura, un tanto cruel y trágica que hace que el espectador se quede paralizado en la butaca, digiriendo cada hecho que vio, cada día en la vida de Linda, cada palabra del libreto y cómo todo podría haber sido de otra manera si no fuera por culpa del destino.
Uno se queda realmente atontado, anonadado, sin palabras para poder expresar lo que esas imágenes ofrecen. Una congoja extrema en el pecho, una emoción poco controlable y una angustia por algo que es ficción. En resumen, una sensación muy extraña que pocas veces (casi ninguna) ha provocado un film de estas características.
Simplemente excelente en actuaciones, historia, resonancia en el público, situaciones extremas, ideas y creatividad que vuelvo a repetir, no se parece en nada a otras películas de su género.
La genial Sandra Bullock como siempre sobresaliente. Ese fue uno de los motivos por los cuales uno desea ir a verla, nunca se la vio en películas malas. Sin duda es la adecuada para el papel que le otorgaron.
Espeluznante sin exageraciones de ningún tipo!.


--- SI ---

lunes, 1 de octubre de 2007

Por cuarta vez Willis


Esta cuarta entrega de “Duro de Matar” nos ofrece a un Bruce Willis avejentado, rabioso y vengativo que haciendo su típico trabajo de policía, se topa con una situación inesperada: rescatar al joven jacker Matt Farrell (Justin Long) de una balacera intensa en su departamento. Pero todo se complica aún más cuando el país es víctima de terroristas virtuales que sabotean los sistemas y manipulan a la gente. Este experto en computadoras se convierte en un personaje importante para el oficial ya que lo ayudará a atar los cabos sueltos del problema. Como si fuera poco para él, se sigue complicando todo cuando su hija Lucy (Mary Elizabeth Winstead) queda en el medio de la cuestión. Allí verdaderamente conocerán a un McClane enfurecido.
En esta última parte, contamos con una actuación superior y sobresaliente en comparación con las anteriores entregas. A pesar de tener unos años más y de no aparecer por mucho tiempo en la ficción de “Duro de Matar”, a Willis eso no le impide estar más enérgico que nunca, más buen mozo y con una performance excelente.
Los efectos son un tema aparte. Sobrepasan las otras tres películas, se potencian al doble y provocan adrenalina. Igualmente, como en todo film de acción estuvieron un poco exagerados y un tanto irreales. Préstenle mucha atención a la escena en la que él maneja un camión y es perseguido por un helicóptero en plena ruta.
Así durante los 127 minutos que dura, esta película hace que el personaje sea como “eterno”, ya que nunca muere a pesar de todas las heridas y golpes sufridos en su cuerpo.
En estos casos tendemos a pensar que es lógico y obvio que el oficial siga con vida a lo largo de todas las entregas, pero a la vez nos cuestionamos acerca de si es posible que existiera en un futuro una quinta entrega.
Conviene destacar que en “Duro de Matar” McClane siempre siguió vivo y que eso no necesariamente implicaba que continué la saga. Habría que analizar bien su final (muy parecido al de las anteriores en cuanto a estilo) y si realmente la situación amerita que Bruce vuelva a las andanzas por quinta vez.
Historia, trama, montaje, actores y escenografías superiores, lo que nos hace darnos cuenta del paso del tiempo. En esta parte Len Wiseman, su director, utiliza aun más tecnología y más creatividad, sin desvalorizar a las pasadas películas.
Bruce Willis siempre destacándose. Se lo ve muy similar a aquel que aparecía en “Armageddon”, aquí también con una hija a la que cela, espía y sobreprotege. Un padre ejemplar pero que pasa poco tiempo con ella por cuestiones de trabajo.
Inmejorable y dinámica. No me parece “más de lo mismo” como la calificaron otros, sino que se renueva en los aspectos ya mencionados, pero obviamente teniendo como base la misma historia, además de que el personaje conserva su naturaleza, su rudeza e ironía, y eso es quizás lo que a algunos aburre.



--- SI ---