miércoles, 20 de mayo de 2009

El género perdido

Me canso de ver más y más cintas de terror o suspenso en las que nada ocurre, nada resulta interesante, todo es efímero y superficial y esto hace que la película sea pobre en contenido, actuaciones, efectos y principalmente en su trama.
¿Qué mejor para los amantes de este género como yo que pegar un buen salto de la butaca ante un escena inesperada?. Ese precisamente parece ser el problema. Últimamente las cintas de “terror” que he visto no provocan ni la mitad de tal reacción. Los clásicos de terror como “Freddy”, “Jason”, “Scream”, “Los Critters”, “El Exorcista” ni se comparan con las producciones de hoy en día, y tampoco ha pasado tanto tiempo como para diferenciarse a groso modo.
También está el caso de las famosas “remakes” de los viejos clásicos, que son aún peor que las cintas nuevas de los últimos años. En vez de embellecer la historia con artificios tecnológicos y más contenido, lo único que hacen es hundirla al punto de hasta causar el rechazo del público que durante muchos años amó el clásico original. Algo similar me ocurrió con “King Kong”, que no parece una mala película pero sí inferior al gran clásico. Otro caso emblemático es el de “Cloverfield”, que si bien destaqué en su momento sus puntos positivos y detalles excelentes, me quedo toda la vida con el clásico.
Falta nada más que hagan remakes de remakes de remakes de remakes y así el cine estaría hecho. Sería el elemento que falta para la total destrucción del género y a su vez de la creatividad. Nunca le encontré ningún atractivo a hacer o ver remakes.
Sensación similar tuve al ver “Alien vs Predator”(al igual que "Freddy vs Jason"). Esa cinta es una obra maestra, pero no del terror, sino de los efectos y la carencia de sustancia y esencia. Tengo que reconocer que fue interesante ver a dos asesinos por naturaleza y referentes del género luchando con sus recursos y armas más características. Pero la verdadera cuestión es que no es una película de terror sino de acción, y situarla en ese género es lo más acertado que podemos hacer. Qué bien que se los veía en películas separadas, con tramas distintas y como monstruos diferentes, cada uno con su estilo, esencia y maldad características. Pero aquí no se los discrimina sino que son dos masas de carne y hueso (y ácido verde en el caso de Alien) tratando de demostrar quién es el mejor en todo esto. Y la verdad es que los dos son los mejores en lo que hacen, pero aisladamente.
Recuerdo una anécdota muy graciosa a partir de la cual se va a entender porqué soy tan exigente en cuanto a ser partidaria del buen terror. De muy chica me embriagaba de películas sobre extraterrestres hostiles que venían a la Tierra a matarnos. Los ataques eran tan perfectos que hasta causaban admiración, pero después de eso lo único que conseguía hacer era dar vueltas y más vueltas en mi cama sin poder pegar un ojo en toda la noche. Consecuencia de ello era pasarme a la cama de mis padres y allí si poder conciliar el sueño, como todo infante. He aquí un claro ejemplo de lo que estoy diciendo.


El gore y los zombies

La trama de los muertos caminando está demasiado trillada. Al ir al cine pretendiendo encontrar una buena cinta de terror, siempre vemos lo mismo. Si pensamos por un momento todos los títulos de este tipo de films, seguramente en un minuto se nos ocurren cuarenta. Y esto no se puede festejar. Es totalmente deprimente que esos cuarenta títulos se parezcan (por no decir que son exactamente iguales). Pero lamentablemente el género es rentable y accesible.
Con el gore (que no termina de ser terror) la sensación es distinta. En este género, relacionado por lo general con las cintas clase B o Z, todo puede ocurrir. Desde ver sangre en proporciones exageradas, hasta la más desmedida violencia, criaturas deformes caminando por la calle y todo lo inimaginable, digno de un director con mente retorcida. Pero esto no molesta, ya que el gore siempre toca temas muy variados. Para citar un ejemplo, la última película gore que me fascinó es “Planet Terror” o la espectacular “Death Proof”, que son relativamente actuales pero que distan mucho de las demás producciones gore. Quizá por el hecho de ser el resultado de dos mentes brillantes del género como son Quentin Tarantino desde “Kill Bill” y Robert Rodriguez, ambos del proyecto Grindhouse. También podría nombrar como buen gore a las cinco “Saw”, pero fue una gran desilusión ver que la historia continuaba como una burla al público y que se quería seguir con algo que ya nunca sería igual a la primera parte.
Resumiendo… terror propiamente dicho ya no hay, salvo raras excepciones europeas con mucho esfuerzo. Por ende ni me gasto en ir al cine a ver algo de este estilo, ni siquiera confío en los nuevos directores que nos brindan sólo vestigios de lo que fue el verdadero género. Obras maestras son las de James Cameron, Alfred Hitchcock, M. Night Shyamalan, y George A. Romero, entre otros, y a veces entra en esta categoría el suspenso de Stephen Spielberg con su "Cuentos Asombrosos".
Cintas como “The Grudge” y "Blairwitch” nunca tendrían que dejar de existir como claros ejemplos a seguir de una película de terror propiamente dicha, como manual de procedimiento, como el “know how” de la cuestión. ¡Que vuelva el verdadero terror! Que no es que haya desaparecido, sino que está escondido quién sabe donde, y que seguramente habrá algún director digno que lo sepa rescatar y devolvérnoslo.

viernes, 15 de mayo de 2009

El origen de todo

A Gavin Hood le salió todo redondo. La idea de volver la mirada hacia los orígenes de los mutantes más famosos mundialmente y hacer una precuela es un buen negocio, y más dirigiendo a Wolverine, el personaje más emblemático de la historia de los X-Men.
La cinta vista en cine es espectacular, con sonido envolvente, efectos certeros y un Hugh Jackman salvaje, desenfrenado pero enamorado. Esto es precisamente lo que los fans del comic quisieron encontrar.
Wolverine volvió con todo, más que volver empezó con todo. Su pasado resulta mucho más interesante que su presente, que ya es conocido por todos y es un factor constante. Wolvie siempre hace las mismas cosas, deslumbra, pero no cambia sus poderes ni su esencia. Aquí es diferente, se transforma constantemente, asombra con cada escena.
La trama se desarrolla con el tiempo justo y es muy completa. Estamos acostumbrados a Hollywood, a ver los hechos como si estos estuvieran jugando una carrera contra el tiempo, y aquí no podría decir lo mismo. Los toques de humor son los adecuados para una cinta de estas características, que a veces necesita algo distinto en medio de tanta fantasía que hubiera aburrido un poco, hay ciertas tomas románticas y una variedad de actores muy amplia cuyas apariciones son magnificas.
Las escenas donde se muestra al hermano de Logan son formidables para la combinación de dos animales en la trama. Esta aparición se contradice en su contenido, pero esta contradicción es la que después nos hace entender muchas cosas. ¿Este personaje está a favor o en contra de su hermano?, ¿Cómo se hace indestructible Wolvie?. Demasiados interrogantes que no se solucionan hasta después de la mitad de la cinta.
Wolverine también nos trae otra clase de dudas que pueden bajar unos puntos a la cinta.
En primer lugar, cada vez que Wolvie clava sus garras en el cuerpo de otro estas salen limpias, es decir sin sangre. Los poderes de los mutantes seguían vivos a pesar de ellos estar muertos. Y así sucesivamente. Esto podemos atribuírselo a la “magia del cine”, pero no creo que esa excusa encuadre esta vez.
Sólo queda disfrutar de la cinta, contemplar con atención los personajes y dejarse llevar por la magia de Wolverine, que enriquece mucho al film sin la necesidad de recurrir a los otros X-Men. Impactante, impresionante, Hugh Jackman increíblemente bien personificado, peliculón… pero ojo con los errores. Verla es una mezcla irremediable de sentimientos. Hay veces en que nos parece una cinta excelente, pero hay otras en que le cambiaríamos más de una cosa.




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martes, 21 de abril de 2009

El otro cine

Después de meses de carecer de inspiración alguna para comentar films (mas no de apreciarlos) he decidido hacerle una cálida mención a uno de los festivales de Cine Independiente más destacados de los últimos tiempos.
Sin duda, el BAFICI (este año el número 11 - del 30 de marzo al 5 de abril) se vuelve cada vez más interesante con el paso del tiempo. Y más aún para los estudiantes, atraídos por su “casi gratis” ticket para disfrutar de las más extrañas obras de arte del cine independiente.
Llegué al Abasto sin interiorizarme acerca de los nombres ni de los horarios de funciones de las películas. Sólo hice lo que hago año tras año: al llegar, me siento en uno de esos inmensos sillones de la sala del shopping, agarro el catálogo y comienzo a pispiar los nombres. Hay para todos los gustos, pero coincidí con mis compañeros en ver “Iraqui Short Films”, una estremecedora cinta que no fue filmada, sino recolectada escena por escena cual rompecabezas por su “director”, y editada para su proyección final en este certamen.
Cinta de casi dos horas y media de duración, extensa en sus tomas, con ausencia de banda sonora, pero todo esto se justifica. Por más que las escenas no desparramen sangre, no muestren cabezas cortadas ni muertos, la contundencia de ellas nos llega (y llena) al mismo tiempo.
Al charlar con su mentor al final de función entendí el porqué de todo este alboroto cinematográfico. Él no necesitaba ni deseaba mostrar la violencia de la guerra entre Irak y los Estados Unidos, material que puede encontrar cualquiera de nosotros en internet, sino que se focalizó en mostrarnos la mentalidad y psicología de cada uno de los bandos con imágenes viscerales. Allí es cuando comenzamos a entender el suceso de una manera muy distinta, a ver las aberraciones tal como suceden, sin filtros, pero con ninguna idea ni concepto directo, todo se nos insinúa, es implícito y hay que saber encontrarlo, mirarlo e interpretarlo.
Ya con los fuertes ruidos, las explosiones, los escasos diálogos y festejos nos hacemos la idea de que en realidad no entendimos nunca la guerra, no le dimos la gravedad que merecía, porque solemos ser y tomarnos las cosas así, de lejos, con más prejuicios que razones fundamentadas.
Desafortunadamente esta cinta no se podrá encontrar en los grandes clubes de video, ni en el cine convencional, sólo su dueño la tendrá en su poder y no realizará copias. La idea de este tipo de cine también se basa en eso: en conservar el trabajo propio, atesorarlo y no hacerlo demasiado público, en otras palabras, no enriquecerse con ello, sino de ello, de su labor como director, de pertenecer al certamen y de hacernos llegar a todos nosotros un cine distinto, un cine que la mayoría de nosotros nunca ve.

viernes, 20 de febrero de 2009

Cuando la imaginación libera el alma

Todo lo que queda de Jean-Dominique Baudy es su cabeza… su mente tan consciente y despierta no lo lleva a la desesperación ni al suicidio ante su inminente situación.
Conserva intacto su espíritu activo, sus ideas e inspiración fluyen mejor que nunca y su ojo izquierdo le permite ver las cosas de distinta manera.
Jean-Dominique (Mathieu Amalric) tiene 43 años, era el redactor jefe de la prestigiosa revista francesa Elle y su vida parecía destinada al éxito eterno, con una vida asegurada por el dinero, su familia y su trayectoria internacional. Pero el destino de una persona puede cambiar y de la manera más aterradora. Luego de una terrible embolia, posterior infarto y parálisis total, lo único seguro que tiene además de la muerte es su imaginación y su memoria, las cuales le permiten no sentirse tan prisionero de su propio cuerpo.
Jean padece de “síndrome del cautiverio”, según lo que le diagnosticaron los médicos, e intentará por todos los medios de ir más allá de todo, viajando con su mente a los lugares más hermosos del mundo, en compañía de las personas más significativas en su vida, y contando palabra por palabra la aventura de un personaje tan famoso como desdichado, postrado en una cama de hospital, con asistencia hasta para respirar.
Es así como decide escribir un libro “Le Scaphandre et le Papillon” (“La escafandra y la mariposa” del mismo nombre que la película) inspirado en sí mismo. Describirse tal cual es por dentro, pero con las diferencias y carencias físicas actuales. El tacto, gusto y habla vuelven a existir para este hombre caído físicamente pero erguido espiritual y mentalmente que sufrió un desgracia pero que al mismo tiempo volvió a nacer.
Claude (Anne Consigny) escribirá cada palabra, cada párrafo y cada página de su historia, y encontrará en él el mejor compañero, el hombre más tierno, la persona más fiel y el mejor autor y escritor de todos los tiempos. Letra por letra irá hilando esta historia que deja mucho más que un sabor amargo en la boca; nos deja la terrible sensación de que con la imaginación se puede construir cualquier cosa que deseemos por más dura y triste que sea nuestra situación o circunstancia de la vida. Siempre hay un camino, una claridad al final de él, alguien que nos guía y nos ilumina en el laberinto de incertidumbres. Claude fue contratada para cuidar de Jean las 24 horas del día, llevarlo de paseo, hablarle, incentivarlo a escribir, ayudarlo a terminar su misión antes de morir, y entre ellos nacerá una profunda y tierna relación. Claude fue elegida como la persona indicada para pasar los últimos momentos con Jean.
Los tratamientos, los médicos, los estudios diarios… todo eso lo ha cansado al punto de desear desde lo más profundo liberarse de su “escafandra” y poder batir sus alas cual “mariposa” que recién comienza a explorar un nuevo mundo usando todo lo imaginablemente posible.
Impresionante caracterización del actor, increíble su actuación, su cálida voz, su diálogo, conmovedoras expresiones, escenas que ponen la piel de gallina; realmente su mejor papel, sumado a una banda sonora excelente, de la cual se destaca Ultraviolet (Light my way) de la banda irlandesa U2, acorde y relacionada, también presente en el web site oficial de la película: www.laescafandraylamariposa.es
Con 4 nominaciones a los Oscar (mejor director: Julian Schnabel , mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor montaje), Festival de Cannes (mejor director y ganadora de dos Globos de Oro (mejor película extranjera y mejor director), esta cinta francesa se lleva los méritos de los exuberantes exteriores de playas y terrazas, una ambientación excelente y dramática, y simbolismos por doquier (lo mejor del film).
Entonces… ¿cuándo fue la última vez que una película cambió tu forma de ver la vida?






--- SI ---

domingo, 15 de febrero de 2009

Un reloj que da vuelta hacia atrás

Lo esencial de una cinta no es su duración. Lo más cautivante puede ir desde la banda sonora que llena todos los espacios hasta las caracterizaciones, desde la ambientación hasta los increíbles exteriores y el vestuario que los acompañan a la vez de resaltarlos.
The curious case of Benjamin Button” (“El curioso caso de Benjamin Button”) de David Fincher (adaptación de la novela corta que Scott Fitzgerald publicó en 1921) cautiva hasta en los créditos finales, con suaves melodías de jazz, un Brad Pitt extremadamente emotivo e inocente, una historia tan fuerte como dramática y un realismo que sobrepasa los límites de lo creíble.
Las primeras escenas confunden. Nos dan la sensación de que nos hemos equivocado de sala y veremos otra película. Daisy (Cate Blanchet), una anciana que agoniza en un hospital junto a su hija, decide pasar sus últimos momentos contando la historia que más marcó su vida, símil de novela que narra la historia de un reloj que da vueltas hacia atrás y que juega con el tiempo y con las emociones del espectador.
Esta historia, narrada en 2005 pero originaria de 1918, tiene conexión con Benjamin (Brad Pitt), que ha nacido distinto a todos. Es un bebe de 90 años de edad y por eso su padre decide abandonarlo en la puerta de una casa. Es encontrado por una familia de un hogar de ancianos donde vivirá hasta que encuentre sus verdaderas motivaciones en la vida y parta a vivirlas solo.
Esa mujer que lo encuentra mojado, friolento, solo en la oscuridad y llorando a gritos, se convierte en su madre hasta la muerte. Aquí se apostó a la focalización en un punto fuerte: ella es la única que no se asusta cuando lo ve y decide hacerlo parte de su vida y su familia haciendo añicos todo prejuicio absurdo. No es casual la frase que vemos en el afiche del film, en el que ella sostiene a Benjamin muy cálidamente: “He was pretty as any picture to me”. Pero detrás de sí, Benjamin deja algo más que sólo una madre que solloza, deja una historia de amor que tiene como protagonista a una mujer que ama y que amará toda su vida, pero con quien por el momento no concretará nada por razones obvias: la diferencia de edad.
Con el paso de los años, Benjamin se va poniendo cada vez más joven y apuesto, y su visión de la vida es un interesante análisis desde el otro lado de las cosas, sobre la vejez, el amor (casi) eterno y el momento previo a la muerte no como una cruz sino como el comienzo de otro estado, y como una etapa que es muy similar al nacer.
Cate Blanchet: realmente se luce desde que aparece en pantalla y está increíblemente personificada, tanto de joven como de anciana. Su piel perfecta, sus ojos intensos, su cuerpo esbelto y su rostro de estilo irlandés aportan una magia inigualable.
Brad Pitt: excelentemente caracterizado como anciano, casi irreconocible en su contextura física y hasta en su voz (increíblemente reducen el tamaño de su cuerpo e imposta la voz sutilmente). Su mirada inocente, su cabello plateado y sus toques de humor revelan al personaje que permanecía oculto dentro de él, pero que en la cinta cautiva y atrae desde el comienzo.
Nuevamente el cine nos deleita con esta pareja que nos mostró su esencia y su química en “Babel” de Alejandro González Iñárritu. Es por eso que el éxito de la cinta estaba de alguna manera asegurado (candidata a 13 premios de la Academia, que incluyen Óscar a la mejor película, al mejor director, al mejor actor y a la mejor actriz de reparto).
Nada es para siempre, todo cuesta el doble y se desea el triple, todo pasa en cámara lenta, nada parece concretarse, pero en off escuchamos una voz temblorosa casi fascinante y con acento pseudo inglés que nos mete de lleno en la trama y nos sorprende en cada escena.
A pesar de sus 159 minutos, la película los justifica. Para relatar una historia como esta “el tiempo es lo de menos”, si nos dejamos llevar nos convertimos en parte de cada escena, y nos sentimos tocados por la profundidad de las expresiones y los intensos diálogos. ¡Excelente!.






--- SI ---

lunes, 2 de febrero de 2009

Del Titanic al desamor

Uno destina mucho tiempo de su vida a tratar de entender las relaciones humanas. Cómo funciona la pareja, cómo inventar algo cada día para renovarse e innovar todo el tiempo, para que nada sea igual que ayer.De eso habla “Sólo un sueño” o “Revolutionary Road” en inglés, del prestigioso director Sam Mendes (marido de la protagonista) y nominada a tres Oscar, sin contar los cuatro ganados. Ambos títulos se refieren a la misma película pero distan mucho de aludir a la misma trama. El título en español nos trae a una pareja que día a día busca pretextos para volverse a enamorar por no pasar por la mejor de las épocas, y porque tener hijos los ha separado últimamente.En cambio, el título con estilo inglés para algunos seguramente rememora el estilo de pareja de los años ‘50, porque así está ambientada esta cinta, que recorre las desventuras de una ama de casa que quiere aventurarse al mundo laboral en un momento en el cual la mujer quedaba relegada en su casa y se dedicaba sólo a limpiar y cuidar a sus hijos; y de un padre y marido que cualquier mujer quisiera tener, pero que no puede concretar el hecho de hacer feliz a su esposa, además de ser infeliz él con su trabajo. Todo esto transcurre en el pasaje “Revolutionary”, calle donde se mudaron desde los suburbios hace poco tiempo.¿Todo demasiado intrincado para los años ‘50 no?, época en la que nuestros padres y abuelos estaban en la flor de la vida, en la que se casaban temprano y el marido les duraba para toda la vida.Realmente no es así como se pinta la situación: la infidelidad, la superficialidad y el contaste aparentar no es algo característico de los tiempos que corren, por más que digamos lo contrario, sólo que en los ‘50 se creía que se tapaba el sol con un pulgar. Todo era apariencia e imagen, por lo menos en la mayoría de las parejas. Es así como se desencadena una serie de hechos en el seno de esta familia, que comienza con la ilusión de un viaje a París y la esperanza de un futuro mejor: según la cinta, se entiende por “futuro feliz” que ella se desempeñe como secretaria para el Estado, y él aguarde un trabajo mejor que el que tiene, mientras lee, busca su yo interior y es mantenido por su mujer. Esto desencadenará una serie de prejuicios a su alrededor.Este drama, que juntó merecidamente a la pareja de la famosa “Titanic”, ahora nos regala un Leonardo Di Caprio un poco avejentado pero terriblemente emotivo, bien logrado, con un excelente papel en el cual ni se nota su diferencia de edad con Kate Winslet, quien interpreta a la desesperanzada e infeliz April que nos hace acordar tanto a las mujeres casadas como él a los maridos luchadores e incansables. Esta pareja tiene una química especial y hace que esta apuesta cinematográfica realmente valga la pena. Juntos son avasalladores, se combinan a la perfección y le dan a la cinta un toque distinto. ¿Quién iba a imaginárselos peleando?, si en Titanic eran dos tórtolos alocados y perdidamente enamorados. Aquí es todo muy distinto. Hay que prepararse de antemano para verlos en escenas tan fuertes como certeras. Sumado al hecho de que Leo haya confesado que le resultó muy difícil besar a Kate en la filmación delante de su marido.De final poco predecible, la película va más allá de una simple historia de pareja, y recorre la psicología de los personajes, toca temas como la amistad, la infidelidad, la libertad y la decisión de tener hijos. Nos saca un lagrimón de vez en cuando, y no evita que nos sintamos totalmente identificados en todo momento. Idas y vueltas del matrimonio, el típico mal humor cuando las cosas no marchan como lo esperamos, las ilusiones que nunca se cumplirán y una sonrisa nuestra al traernos tantos recuerdos a la cabeza.Banda sonora excelente, dramatismo puro, expresividad a flor de piel, y una escena dura pero realista: un enfermo mental amigo de la familia va a cenar a la casa de los Wheeler y explota fervorosamente mencionando una por una las miserias de la vida, la infelicidad, el matrimonio y las personas en general. Excelente!











--- SI ---

jueves, 22 de enero de 2009

El nuevo Drácula

Bella Swan (Kristen Stewart) una chica simple y solitaria, un poco nómade, pero común y corriente. Al principio no tiene nada fuera de lo común salvo por su belleza y su pelo rojizo. Concurre a la escuela secundaria como todos los días y tiene un pseudo grupo de amigos con los que pasa el rato.
Todos parecen los típicos adolescentes yanquis que pasan la mayor parte de sus vidas en el colegio, hablando sólo del baile de graduación y buscando pareja para el mismo. ¿Una historia como tantas otras?, nos preguntamos. Pero antes de respondernos lo vemos entrar a él: pálido, de rasgos duros, alto y con mirada penetrante. Edward (Robert Pattinson) y su familia (Los Cullen) resaltan del montón y se sientan del otro lado de todo, mirando, como si tuvieran un arrepentimiento que esconder. Los demás solo los miran con desprecio y los consideran freaks.
Dos tipos distintos de ser humano empiezan a interactuar en un mismo hábitat como dos especies de animales que compiten por la supervivencia del más apto.
Twilight” (“Crepúsculo”) de Catherine Hardwicke no es una historia más de vampiros, esta es “la” historia de vampiros. Dista mucho de “Buffy” y “Angel”, las famosas series que devorábamos de más chicos.
Esta historia relata las desventuras de un amor imposible que trasciende las barreras de lo imaginable. La confianza y la protección del ser amado están a flor de piel.
Pero todo tarda en darse, todo se toma su tiempo para arrancar, pero ese tiempo es justo. La aceleración no pega con una historia de estas características, en la que todo debe detallarse y explicarse.
Los Cullen son raros, si, pero esta cinta los presenta como otra clase de vampiros arrepentidos, que elijen otras alternativas para alimentarse que no sea sangre humana. Pero a Edward le cuesta mucho resistirse a la sangre de… pero tendrá que hacerlo con todas sus fuerzas porque estaría asesinando a la persona que ama.
Pattinson es perfecto para el estereotipo de vampiro, sus ojos se tornan color miel, su piel brillante y es físicamente perfecto como símbolo de transformación. Otro dato curioso, puesto que dista mucho del personaje que encarnó en “Harry Potter y Cáliz de fuego”.
Lo interesante de su personaje es que es inestable (nos da la sensación de que puede ser el hombre más tierno del mundo pero a la vez tiene momentos de frialdad), le gusta la medicina, toca el piano y coleccionar autos.
Pero no sólo Pattinson encarna un personaje interesante. Toda su familia de ficción es realmente intrigante, y todos y cada uno tienen un don o particularidad que los hace únicos, además de una triste historia detrás.
Pero si de transformaciones vampirezcas hablamos, hay un punto en contra a mi parecer: el paso de humano a vampiro se efectúa sólo así, no hay más que eso. En realidad esperaba colmillos, ojos rojos, y mordedura de cuellos. Esta versión es mucho más tranquila, dado que es la adaptación del libro de Stephanie Meyer.
Igualmente están bien logradas las escenas de los saltos que pega Edward entre los árboles, la velocidad con la que corre y su inusual fuerza. Esta cinta es distinta a otras de vampiros, más típicas, predecibles e incluso a veces absurdas. Esta se merece un aplauso de pie. Y a esperar la llegada de las otras dos partes.





--- SI ---

sábado, 10 de enero de 2009

Lejos de lo que se esperaba

La segunda parte de “Los Expedientes Secretos X” es poco prometedora, aunque resulta interesante por el caso policial en el que se basa. Pero tan sólo es eso, un caso en manos del FBI y allí culmina y muere la cinta.
Si bien es un caso bastante particular que requerirá la ayuda y la experiencia de la Dra. Dana Scully (Gillian Anderson) y el agente Fox Molder (David Duchovny), bien podría ser resuelto tal y como se lo presenta al principio. La primera escena es en medio de la nieve, con rastrillajes, perros y policías trabajando arduamente. De un momento a otro un hombre se arrodilla y descubre que enterrado se encuentra un miembro humano extirpado. Esto obviamente no sorprende, nos intriga y nos convence de quedarnos hasta el final.
¿Pero qué tiene que ver esto con los “X Files” tal y como los conocemos?, ¿En qué podrán ayudar Scully y Molder?.
Y la respuesta es: en nada. Estos dos agentes ahora alejados de todo eso (ella trabaja en un hospital y sigue de cerca el estudio de un complejo tratamiento para un menor, y él relegado en su casa, barbudo y avejentado sin ganas de volver al FBI), son llamados para colaborar en este caso un tanto indescifrable. Molder es convencido por Scully para volver a su antigua labor, pero todo se da vuelta después. Ella se arrepiente y él sigue.
La cinta es destacable quizá por su psicología interna. Fox decide meterse de vuelta en este tipo de casos misteriosos por seguir la convicción de que “necesita creer” en lo que está haciendo debido a lo que le sucedió a su hermana hace largo tiempo (tema que ya es tocado en la serie original). Dana opera al niño con un método poco convencional que ella misma investigó sin ninguna seguridad, pero encarna a su hijo perdido en él y no se permite dejarlo morir, por eso “necesita creer”, estar segura de sí misma y no darse por vencida. No en vano el nombre de esta segunda película que nos propone el director Chris Carter se llama “I want to believe”.
Como vemos, todo está relacionado, intensamente conectado. Pero sigo sin poder ver el fondo de la cuestión. ¿Cómo se relaciona todo esto con los Expedientes X?.
El único vínculo que encuentro es que en medio de todo este embrollo de datos, sospechosos y misterios hay un hombre que tiene visiones y que se conecta profundamente con las víctimas de un asesinato en serie. Sabe donde están, cómo se sienten y si están vivas o no. Este hombre es el padre Joseph, acusado al mismo tiempo de pedofilia. Pero este es el hombre que, arrodillado en la nieve, encuentra las evidencias.
Todo muy mezclado para mi gusto, todo muy tirado de los pelos convirtiendo la película en una cinta digna de ser vista como caso policial, pero que no tiene nada que ver con la Scully y el Molder de la serie.
Algo muy parecido me pasó al ver la primera producción cinematográfica de los expedientes. No lograba entender todo, cada detalle, pero por lo menos había una relación aparente entre ella y la serie: una infección masiva que se había desatado entre los humanos con tinte paranormal.
Igualmente no se hicieron buenas producciones después de la serie, se intentó hacer algo completamente distinto y no se cumplió con las expectativas.
Me quedo mil veces con la serie que devorábamos de más chicos.






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jueves, 8 de enero de 2009

De vuelta perdidos...

Desde los primeros días de enero empezamos a disfrutar nuevamente del color y la alegría de esta segunda entrega de "Madagascar".
Esta vez el film está focalizado principalmente en escapar hacia el zoo de Nueva York que fue durante mucho tiempo el legítimo hogar de este grupo de alocados animales.
Pero esta película no comienza en la parte donde se quedó la anterior, sino que su inicio es muy particular. Se refuerza la idea del desarraigo que sufren los animales sacados de su hábitat natural para dirigirlos directamente a un zoológico. Así se empieza relatando la historia de nuestro tan querido Alex, el león, desde chiquito. Además se refuerzan una y otra vez las ideas de amistad y compañerismo pase lo que pase, y la simpleza con que viven sus vidas es admirable. Son la representación de valores ya perdidos en este mundo, de cosas que ya no van a volver.
Hay que reconocer que el principio desorienta un poco, pero no deja de ser divertido, un tanto emotivo y distinto a lo visto anteriormente.
Esta segunda parte no es mejor ni peor. Siempre hay aspectos a resaltar en películas de este tipo. Madagascar es una obra maestra para chicos y grandes, ya que, como sabemos, la cinta cuenta con partes muy bien logradas pero que lógicamente los menores de 10 años no entenderían.
Igualmente disfrutar de esta película en cine es algo monumental. El sonido es excelente, además del color y las voces dobladas (aunque es muy importante también verla con las voces de los actores originales, que van desde Ben Stiller, pasando por Chris Rock y David Schwimmer de la famosa serie "Friends").
Se adicionan en esta entrega personajes nuevos, como los simios comunistas, nuevas manadas de animales, un hipopótamo seductor y una nueva aventura: se han quedado varados en África en su intento por escapar de Madagascar, pero su estadía allí no será tan mala.
Nos encontramos con nuevas revelaciones, la misma banda sonora característica, la misma esencia de los personajes pero nuevas historias que renuevan la cinta y doblan la apuesta.
Conserva los excelentes golpes de humor de la cinta anterior, en especial cuando se encara el tema del cruce con los humanos. Por un lado, cuando son interceptados por un ship de safari, y por el otro, cuando Alex se esmera bailando ante ellos y esto impide que lo maten. Brillante!
Mas colorida, emotiva, risueña, un poco inocente, dulce y reflexiva.
Como dato destacable: las expresiones son de lo mejor. Disney y Pixar son los responsables desde Toy Story de hacer posible que el cabello parezca verdadero, que los ojos se llenen de lágrimas casi reales y que los movimientos sean perfectamente realistas. Con ellos el zoológico se vuelve una fiesta y África se viste de color. A dejarse llevar por su magia.






--- SI ---