jueves, 17 de abril de 2008

Filmoteca para todos

Con este nombre Canal 7 le da cuerpo a un espacio dedicado enteramente a los cinéfilos del cine clásico. Se emite de lunes a viernes a la 1:30 de la mañana, con conductores críticos y coleccionistas como Fernando Martín Peña y Fabio Manes.
De diversos géneros, los films que muestra este ciclo hacen un recorrido por los comienzos del séptimo arte de los hermanos Lumière, filmado en blanco y negro, hasta llegar a películas clásicas en color de años posteriores.
El martes me di el lujo de disfrutar una de estas tantas obras maestras: The Terror (“El Terror”) de 1963, dirigida por Roger Corman. Como su nombre lo indica, el film honra el cine clásico de misterio e intriga, y cuenta con actores reconocidos para su época, tal es el caso de Boris Karloff, famoso por aparecer en producciones de este tipo. Aquí encarna al Conde Von Leppe, quien posee un inmenso castillo donde hechos misteriosos ocurren frecuentemente.
También hay una presencia muy curiosa en el film: un Jack Nicholson muy joven, morocho y esbelto que interpreta a Andre Duvalier, un soldado de Napoleón que se topa con este conde en busca de algunas respuestas frente a lo ocurrido. Se hospeda por un día en la mansión y devela la verdad junto con Stefan, el mayordomo del lugar.
Sandra Knight encarna a una extraña y bella joven que anda rondando en la noche, que aparece y desaparece inexplicablemente. ¿Por qué?... eso es lo que a Duvalier no lo deja dormir.
Esta producción cuenta con nombres de directores muy reconocidos como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola y el mismo Jack Nicholson aportando ideas.
Esto es lo que más se destaca de este film tan sencillo. Tal vez se espera mucho más de él, pero no hay que prestarle tanta atención a su trama, sino a su composición y sus actuaciones, teniendo en cuenta que no tiene nada que ver con el cine de estos tiempos. No esperen encontrar una obra maestra de Spielberg, sino una sencillez clásica que nos remonta a una época en la que este tipo de películas eran las mejores.
Son muy interesantes estos años del cine y es muy importante que el que pueda se empape de sus temáticas constantes como son monstruos, aparecidos, etc.
Un espacio para que los cinéfilos abran la cabeza a otras opciones.

jueves, 10 de abril de 2008

La agonía no es mala

“Antes de partir” (“The Bucket List”) de Rob Reiner, es una conmovedora historia de dos enfermos terminales, el profesor de filosofía Chambers (Morgan Freeman) y el multimillonario Edward Cole (Jack Nickolson), que se proponen pasar los últimos meses de su vida de la mejor manera. Todo comienza cuando a Chambers le avisan de su enfermedad y una vez internado, se encuentra con este empresario reconocido , dueño del hospital y quien se convertirá en su compañero de aventuras.
Al conocerse mejor, estos dos hombres deciden hacer una lista con promesas a cumplir. Entre ellas está el gran viaje que nunca pudieron hacer. Lo que sigue es una serie de divertimentos que provoca que estos dos compañeros de cuarto se cuenten historias e intenten sacarle el jugo a sus días con un motivo más para vivir.
Cargada de emoción, risa y profundidad, este film saca lo más triste de padecer una enfermedad de este tipo y cómo enfrentarla con la mejor cara.
La película nos lleva a pensar que es preferible hacer ahora aquello que de alguna manera tenemos pendiente en la vida, y que quizás no podamos hacer nunca. La cinta nos mueve a decir: “Ahora es el momento, después puede ser demasiado tarde”.
Los personajes cautivan y provocan cierta compasión, además de hacer surgir el pensamiento de “vivir cada minuto de la vida como si fuera el último”.
Con diálogos emotivos, un toque de simpatía, humor e ironía, la cinta promete éxito, gusto y complicidad por parte del publico y una esperanza inusitada por el futuro. Se puede decir que los personajes son muy optimistas con respecto a su estado y afrontan cada decisión o momento difícil con una sonrisa. Estos dos hombres son un ejemplo de lucha y determinación.
Chambers se enfrenta a su mujer para cumplir con su meta, porque en momentos así, lo único que importa es él mismo y su compañero, tratando de que cada día no sea un padecimiento y una carga sino una alegría por despertar vivo cada mañana.
En resumen, el film es tan dulce como amargo, tan simple como emotivo y tan profundo que no deja lugar a la frialdad ni superficialidad.



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